
En los montes descansa apacible el viejo tigre tan solitario.
Se lo escucha vagar en las tardecitas calmas, sin mucho que dar, se abre paso con caminar lento y triste, con los ojos viejos, se ve en su cara dolor, que la vejez lo alcanzo y que ya no siente el fuego que todos los tigres llevan, ya se le ha apagado.
Camina y con la mirada vaga ve el cielo enrojecido por el atardecer otoñal. Otro día mas, pero ¿Qué le sucede?
Viejo tigre de montes callados y tristes, va deambulando por senderos nostálgicos de su pasado feroz.
Se ven las primeras estrellas, en él un pensamiento vago. Su cuerpo tirado en la cueva empieza a adormecerse y se va durmiendo. Se va durmiendo para siempre.
Se lo escucha vagar en las tardecitas calmas, sin mucho que dar, se abre paso con caminar lento y triste, con los ojos viejos, se ve en su cara dolor, que la vejez lo alcanzo y que ya no siente el fuego que todos los tigres llevan, ya se le ha apagado.
Camina y con la mirada vaga ve el cielo enrojecido por el atardecer otoñal. Otro día mas, pero ¿Qué le sucede?
Viejo tigre de montes callados y tristes, va deambulando por senderos nostálgicos de su pasado feroz.
Se ven las primeras estrellas, en él un pensamiento vago. Su cuerpo tirado en la cueva empieza a adormecerse y se va durmiendo. Se va durmiendo para siempre.
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